La ventana indiscreta

Al llegar al día #59 de confinamiento mi ventana se ha convertido en un puesto de observación. Por las tardes y no todos los días veo a las personas que deciden romper con el alejamiento Social e intentar distraerse un poco. Niños, que para mí pensar son los más afectados con la reclusión, junto a sus padres o un representante aprovechan el permiso dado por el estado (Venezuela) para soltar el nintendo o la computadora y volver a las maneras antiguas, jugar futbol, tomar su bicicleta y dar vueltas sin ir a ningún lado, solo para distraerse y dejar atrás por un rato el encierro obligatorio. Otros prefieren el resguardo de la altitud, y en un pasillo entregarse al baile. Hay quien prefiere mantener el distanciamiento social y en la azotea se entrega al contemplamiento de la llegada del atardecer. Pasan los días y mi ventana sigue siendo mi conexión con el mundo exterior.














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