Mujeres que rompen paradigmas

Jazmín García trabaja desde hace 15 años con la instalación de cámaras de seguridad, sistemas de incendios, alarmas y electricidad. Anaís Denis se dedica a manejar un Jeep que baja a Galipán. Yosmar arregla zapatos y Leylany es tatuadora.

Aún son pocas las mujeres que se dedican a profesiones y oficios que la cultura sexista hizo adoptar como “para hombres”. Pero ellas, y muchas más, están dispuestas a romper ese estereotipo.

Jazmín tiene 51 años de edad, es Técnico Superior Universitario (TSU) en Informática, e hizo cursos para aprender sobre electricidad, sistemas de seguridad e incendios. Su primer trabajo fue en el área de instalaciones de cableado estructurado y desde entonces decidió independizarse y trabajar por su cuenta.


Registró una empresa junto a su mamá y comenzó a presupuestar trabajos. Le ofreció el servicio a sus amistades y después la llamaban otras personas por recomendación. Llegó a liderar una cuadrilla de 15 hombres y llovían las ofertas laborales de otras empresas para que hiciera grandes trabajos de sistemas de incendios en edificios ministeriales del país.


Una tarde recibió la petición de una empresa para la que trabaja. Tenía que hacer una inspección con cálculos de equipos y cableado para cotizar un trabajo en una tintorería.


—¿De dónde vienes? —, preguntó el dueño de la tintorería.
—Soy la inspectora de Tecnofuego —, respondió Jazmín.
—Pero usted es mujer —, cuestionó el cliente.
—Sí, señor. Soy mujer y voy a hacer la inspección. ¿O acaso tiene problemas con las mujeres?—, afirmó tajante Jazmín.
—No, no. Está bien —dijo el hombre.


El cliente no contrató el servicio ese día. Sin embargo, Jazmín destaca que, en general, ha tenido buena recepción por parte de hombres y mujeres. “A pesar de ese momento incómodo, he recibido muchas buenas vibras y me han ayudado mucho”.

















A Leylany González le encantan los tatuajes desde los 14 años. Cuando comenzó a trabajar en estudios de tatuajes se enfrentó a comentarios por parte de hombres y mujeres que subestimaban sus capacidades.


“Como eres mujer, seguro haces diseños pequeños”, le dijeron. En otras oportunidades, recibió comentarios sexuales por parte de sus compañeros hombres. Esto la impulsó a saber poner límites, demostrar sus habilidades para hacer grandes tatuajes y, desde hace un año, tener su propio estudio.

























Anaís Denis, de 25 años de edad, estudió Enfermería pero no ejerció porque la situación del país la impulsó a buscar un trabajo mejor remunerado. Estuvo un tiempo como mesera en un restaurante pero, como sabe manejar Jeep desde los 14 años de edad, prefirió trabajar con su papá en una línea que va desde el teleférico Warairarepano a Galipán.


En esa línea de transporte hay dos mujeres. “Algunos te quieren subestimar por ser mujer y otros que en verdad te apoyan. Pero a mí me hace sentir orgullosa saber que soy mujer y hago lo que quiero, resaltó Anaís.












Yosmar Blanco es zapatera desde hace 10 años. Es una mujer con discapacidad parcial de comunicarse verbalmente y su inspiración para dedicarse a ese oficio fue su padre, quien tiene 23 años con el negocio. Viven en Lídice y todos los días llega con la ilusión de hacer lo que más le gusta.

















El Día Internacional de la Mujer se conmemora cada 8 de marzo para recordar los avances logrados y los compromisos por la igualdad de género.


Texto: Sofía García.


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tierra, cartón de huevo y agua, para alargar la vida de los cauchos

Theylor Plaza (Sesión)